Campings del Beaujolais
Para descubrir la región del Beaujolais, lo ideal es una estancia de unos días o incluso un fin de semana largo que le permita sumergirse en el mundo del vino, las viejas piedras y los amplios espacios aptos para el senderismo. Para ello, hemos seleccionado para usted el camping Les Portes du Beaujolais **** situado en Anse, a menos de 10 kilómetros de Villefranche-sur-Saône, ofrece 68 alquileres así como una piscina y toboganes que harán las delicias de los niños. El camping Le Lyzeron ** en Lamure-sur-Azergues cuenta con 84 parcelas y una piscina exterior para los meses de verano. Por último, el camping Parc Beaujolais * de Villefranche-sur-Saône está situado a 100 metros de un lago y ofrece 128 parcelas.
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Sitios que no hay que perderse
Situada a 60 kilómetros de Lyon, la ciudad de Beaujeu, en el Ródano, es la capital histórica de la región del Beaujolais. Es una parada imprescindible para descubrir la región. Aquí podrá admirar los Hospices de Beaujeu, un edificio esencial de la ciudad, así como la iglesia de Saint-Nicolas, un soberbio edificio románico de la Edad Media. No se pierda el Hôtel de la Tour y el magnífico entramado de la casa renacentista. Hoy en día, un tercio de la superficie de la ciudad está transformada en viñedos y se beneficia de la denominación Beaujolais-Villages, un vino de origen controlado. Una parada en la Maison du Terroir Beaujolais le permitirá disfrutar de los productos locales que se ofrecen y contemplar los hermosos muros de entramado del patio interior.
Oingt forma parte del Pays des Pierres Dorées, un conjunto de pequeños pueblos con carácter cuyas fachadas ocres y doradas cambian según la hora del día. Único pueblo clasificado como Pueblo más bonito de Francia en el Ródano, Oingt ofrece un agradable paseo por sus calles sinuosas y empedradas, salpicadas de puestos de artesanos, sus casas de piedra ocre que brillan al sol y sus fachadas floridas, la iglesia de Saint-Mathieu, la puerta fortificada y la torre-morada del siglo XII, vestigio del castillo. Situado en una colina, el pueblo ofrece magníficas vistas de las colinas del Beaujolais y del valle del Azergues.
Clasificada como monumento histórico y etiquetada como "Petite Cité de Caractère", la pequeña villa medieval fortificada de Ternand está encaramada en un promontorio rocoso y forma parte de las Pierres Dorées. El camino cubierto conduce a las ruinas del castillo destruido por el barón des Adrets y sus tropas hugonotes en el siglo XVI. También merece la pena visitar la iglesia de la Natividad de San Juan Bautista y su cripta. En la cima, hay que admirar el excepcional panorama sobre el valle de Arzegues y las montañas del Beaujolais.
Capital de la región del Beaujolais, Villefranche-sur-Saône es una ciudad en la que resulta muy agradable pasear con la nariz al aire para contemplar la Maison de l'Italien, la Pêcherie o la Maison Dephelines, todos ellos edificios de estilo renacentista con sus deliciosos patios interiores. La colegiata románica y gótica de Notre-Dame-des-Marais, con sus antiguas vidrieras, su gran órgano y su nave central con ventanas acanaladas, es otro edificio muy hermoso. Las orillas del río Saona son perfectas para pasear y el acceso a los viñedos del Beaujolais está a las afueras de la ciudad. Para una visita completa, la ciudad de Villefranche cuenta con dos museos de visita obligada: el Museo de los Reclutas y el Museo Paul Dini, que recorre la historia de la pintura en Lyon y en la región de Auvernia-Ródano-Alpes.
Salles-Arbuissonnas, el último claustro románico del Ródano, está situado a 45 kilómetros al norte de Lyon. Cuando se sabe que la palabra Salles significa "lugar donde se para" en celta, ¡tiene sentido visitar este lugar! Construido por monjes cluniacenses en el siglo X, forma parte del Priorato de Saint-Martin-de-Salles. En el Museo del Priorato se puede conocer su historia de forma divertida con talleres para niños, búsquedas del tesoro y visitas interactivas para complacer a los más pequeños.
Para terminar este recorrido por el Beaujolais, la colina de Mont Brouilly le llenará los ojos con su vista sobre la llanura del Saona y todo el paisaje del Beaujolais. En la cima, se construyó la capilla de Notre-Dame-des-Raisins para proteger las vides de las enfermedades y las inclemencias del tiempo.
Descubrir el Monte Saint-Rigaud al atardecer es un momento que no debe perderse. Asentada en el verde Beaujolais a 1000 metros de altitud, se puede llegar a la cima a pie o en bicicleta haciendo una parada en el manantial de Saint-Rigaud del que se dice que tiene el poder de curar. Una vez en la cima, se puede observar lo que es sin duda uno de los lugares más bellos del Beaujolais. Una vista impresionante sobre el valle de Azergues, el Charolais, los Alpes, el Lyonnais y las montañas del Beaujolais. Un lugar que deja un bonito recuerdo de una estancia en el Beaujolais.